Cáncer de Mama: Un recuento de los avances médicos en los últimos 50 años
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Cáncer de Mama: Un recuento de los avances médicos en los últimos 50 años

Actualizado: 20 ene 2021


En publicaciones anteriores hemos dedicado una serie de artículos al cáncer de mama con el firme propósito de colaborar en la campaña de concienciación y empoderamiento de la mujer ante este flagelo que tantas vidas a cobrado. Hoy queremos dedicar este artículo a la revisión de los avances médicos en los últimos años con la intención de hacerte ver, no solo los progresos en la diagnosis y tratamiento, sino también en el aumento de la esperanza y calidad de vida.




El pasado mes de octubre la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) publicó un artículo titulado “Los Avances en Cáncer de Mama” en el que realizaron un recuento de los avances médicos en el cáncer de mama; desde 1894 cuando Halsted y a Meyer introdujeron la mastectomía radical como tratamiento del cáncer de mama hasta los recientes resultados que propiciaron la aprobación de Alpelisib para la mutación en PIK3CA.


Pero centrémonos en los avances citados por la SEOM de los últimos 50 años. A principios de los años 80, las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama tenían cerca de 70% de posibilidad de estar libres de recaída a los 5 años tras el diagnóstico. En la actualidad la cifra se aproxima a casi un 90%. Este es un primer avance que queremos resaltar, pero este beneficio no se alcanzó repentinamente. En los años 70 se obtuvieron los primeros resultados de los estudios que demostraban el beneficio de la quimioterapia administrada tras la cirugía. También por aquella época se demostró el éxito del tamoxifeno como tratamiento hormonal para el cáncer avanzado de mama, que poco después se comenzó a emplear en estadios precoces de la enfermedad. Pero tal vez los resultados más relevantes son los referidos a la heterogeneidad del cáncer de mama y la inmunoterapia efectiva.


Heterogeneidad del cáncer de mama

Uno de los hitos más significativo, en los últimos años fue el conocimiento de la heterogeneidad del cáncer de mama. Hoy sabemos que el cáncer de mama engloba tres enfermedades distintas: tumores “hormonosensibles”, definidos por receptores hormonales positivos/HER2-negativo, tumores con sobreexpresión de HER2, y tumores triple negativos, definidos por la ausencia de expresión de receptores hormonales y HER2; con importantes diferencias pronósticas y terapéuticas.


En los tumores HER2-positivos, por ejemplo, el desarrollo del anticuerpo monoclonal trastuzumab, frente al HER2, supuso una revolución en el tratamiento de este tipo de tumores. Hasta entonces, estos tumores muy agresivos se caracterizaban por un mal pronóstico, pero gracias a los avances terapéuticos, se ha logrado un cambio en su evolución natural. En efecto, hace unos años se incorporó pertuzumab, con un beneficio significativo en la supervivencia global, así como en la enfermedad localizada, disminuyendo las recaídas.



Al desarrollo de pertuzumab se suma T-DM1, un moderno fármaco que conjuga quimioterapia y trastuzumab. Aprobado para la enfermedad avanzada, como para aquellas pacientes con tumores localizados que no logran una respuesta completa tras la quimioterapia prequirúrgica, y que ha demostrado una reducción significativa en su riesgo de recaída. Los avances en cáncer de mama HER2-positivo están siendo incesantes, con nuevos fármacos con resultados muy alentadores como tucatinib, con una especial actividad en metástasis cerebrales.

En las pacientes con enfermedad “hormonosensible” (RH+/HER2-), el subgrupo más frecuente de cáncer de mama, también se han ido optimizando las estrategias terapéuticas.


El desarrollo de nuevos fármacos biológicos, como everolimus, y, sobre todo, más recientemente los inhibidores de CDK4/6 (palbociclib, ribociclib y abemaciclib), han permitido potenciar el efecto de la hormonoterapia. Se consolida la actividad de los inhibidores de CDK4/6, que logran beneficios en la supervivencia de las pacientes y, además, logran retrasar el uso de la quimioterapia en la enfermedad avanzada, lo que implica un beneficio significativo en la calidad de vida de las pacientes. En 2020 se suma la aprobación de alpelisib en combinación con fulvestrant en pacientes con tumores avanzados con mutación en PIK3CA tras progresión a una primera línea de hormonoterapia exclusiva.


En la enfermedad localizada, uno de los mayores avances ha sido la mejor selección de las pacientes que precisan quimioterapia tras la cirugía frente a aquellas que no se benefician. Gracias al desarrollo de los test genómicos que evalúan la expresión génica en el tumor, se logra caracterizar de forma más fiable el perfil del tumor y su riesgo de recaída, permitiendo así una mayor adecuación del tratamiento, evitando quimioterapias innecesarias en pacientes que no se beneficiarán. Un avance importante presentado en 2020 ha sido el estudio que ha demostrado que la adición de abemaciclib a la hormonoterapia en pacientes con tumores localmente avanzados de alto riesgo reduce el riesgo de recaída.


Entre las pacientes con cáncer de mama metastásico y con presencia de una mutación en el gen BRCA1/2 en la línea germinal, los fármacos inhibidores de PARP, también denominados inhibidores de la poli (ADP-ribosa) polimerasa, como olaparib y talazoparib, han demostrado un beneficio significativo disminuyendo el riesgo de progresión comparado con la terapia estándar.


La inmunoterapia efectiva

La inmunoterapia también ha demostrado beneficio en un subgrupo de pacientes con cáncer de mama triple negativo avanzado con expresión de la proteína PDL1>1%. En estas pacientes se ha observado un beneficio con la combinación de inmunoterapia y quimioterapia. Además, ensayos clínicos recientemente comunicados evidencian que su uso junto con quimioterapia pre-quirúrgica en tumores localizados incrementa las respuestas completas.



Otro avance muy relevante en estas tres últimas décadas ha sido el incremento de cirugías conservadoras, evitando mastectomías innecesarias, así como una menor intervención sobre la axila, reduciendo el riesgo de linfedema y mejorando la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama.


Ciertamente son muchas las buenas noticias en términos de diagnóstico, tratamientos, supervivencia y calidad de vida. La SEOM concluye diciendo que “cada uno de estos pasos supone una mejora de un 2 o 3% en la tasa de recaídas”. Aunque estos avances puedan ser considerado irrelevantes, al hacer un ejercicio de las estadísticas nacionales, lo irrelevante se convierte en importante.


Según el Registro Hospitalario de Cáncer del Instituto Oncológico Nacional (ION) de Panamá entre enero y agosto de 2020 se han registrado 403 nuevos casos de cáncer de mama, así que cada avance en el tratamiento que suponga un 1% de mejora en la tasa de supervivencia haría que 4 mujeres menos recaigan de su enfermedad y puedan disfrutar de una mejor calidad de vida con una reincorporación plena a su vida social y laboral. Proyectando las cifras en comparación con 2019, donde el numero de casos se elevó a 971, serían unas 10 panameñas menos que recaerían. Cada una de esas mujeres tiene nombre y apellidos. Puede que una de las lectoras de este blog, o algún familiar, sea una de esas mujeres. Así el avance irrelevante se convierte en relevante.



Lo cierto es que gracias a los avances médicos en el cáncer de mama se ha conseguido aumentar la supervivencia en un 20% entre los años 70 y la actualidad, esto supone que gracias a ellos poco más de 80 mujeres menos recaerán en lo que va de 2020 solo en Panamá.


Conscientes de este avance y de la importancia de sensibilizar a la población sobre la importancia del diagnóstico y tratamiento, la ANCEC continúa con su campaña contra el cáncer y te invita a no descuidarte. Son muchas las buenas noticias en esta lucha contra y nos complace compartirlas contigo.


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